El pinzado en bonsái

El pinzado en bonsái es una técnica básica en la formación de un bonsái, y consiste en cortar con los dedos la yema apical o con tijeras si queremos reducir la rama ya lignificada. Usándolo de forma correcta se consigue una mayor cantidad de ramas finas.

Los objetivos del pinzado son corregir y realzar la forma de una árbol; es lo que en nuestra terminología se llama modelado, y se lleva a cabo durante toda la vida de un bonsái, pero los pasos cruciales para su diseño se realizan en su estado de prebonsái.

Cronológicamente, la poda de creación es el primer trabajo de modelado a aplicar. Posteriormente, se tienen que combinar varias técnicas; el alambrado, que permite dirigir el crecimiento de las ramas, la poda invernal, que elimina las ramas innecesarias , y el pinzado, que origina una mayor ramificación y densidad, a la vez, que limita o acelera el crecimiento según deseemos.

¿Cómo realizar el pinzado en un bonsái?

  • En las primeras etapas, los brotes jóvenes se rompen fácilmente en un bonsái. Es por eso que no necesitas una tijera para bonsai para quitar la yema final de la mayoría de las especies. La yema superior se puede romper fácilmente con los dedos.
  • El momento en que se debe pinzar un bonsái depende en gran medida de la especie y de la etapa de desarrollo. Definitivamente es una técnica de refinamiento que solo se usa durante la temporada de crecimiento. En la mayoría de los casos de abril a agosto.
  • Los prebonsái generalmente no se pinzan. Esta técnica de diseño es más adecuada para bonsáis «terminados».

¿Cuáles son las ventajas de pinzar un bonsái?

  • Se activan las yemas «dormidas» del árbol, consiguiendo aumentar la ramificación.
  • El pinzado consigue equilibrar el vigor en las distintas partes del árbol.
  • La distancia entre los nudos se reduce.
  • Las hojas se vuelven más pequeñas.

La forma de pinzar varía según la especie del árbol de que se trate, pero eso ya lo hablaremos en otro artículo.

Si quieres decirnos cómo realizas el pinzado en tus árboles o dejarnos tus dudas, opiniones, experiencia… sobre el tema, puedes hacerlo en la caja de comentarios o si lo prefieres utilicéis nuestras redes sociales.

El defoliado en bonsái

El defoliado en bonsái es una técnica mixta entre las de cultivo y modelad0, pues sus propósitos y resultados caen dentro de los dos campos. Es una técnica de muy fácil aplicación, pero que exige un conocimiento preciso de sus razones y efectos, así como del árbol sobre el que se va a aplicar.

¿Qué es el defoliado en bonsái?

El defoliado, como su nombre indica, es la eliminación total o parcial de las hojas, principalmente en las especies de hoja caduca, antes de que éstas caigan naturalmente en otoño.

¿Cuáles son las ventajas de defoliar un bonsái?

  • Para provocar un nuevo nacimiento de hojas, que serán más pequeñas en tamaño.
  • Para eliminar aquellas hojas dañadas por el viento, sequedad, y reemplazarlas por otras nuevas y frescas.
  • Si se lleva a cabo correctamente y en la época apropiada, la segunda brotación estimulará el crecimiento de nuevas ramitas.
  • Los colores en otoño serán más intensos, más vivos.
  • Si es necesario transplantar fuera de época, el defoliado actúa como precaución contra la deshidratación.
  • La defoliación parcial de las zonas vigorosas del árbol regula y redistribuye el vigor del bonsái.
  • La defoliación parcial puede realizarse para siluetear el bonsái, quitando las hojas que salgan de la silueta marcada o las excesivamente grandes.

Generalmente el defoliado se lleva cabo en variedades de hoja caduca, pero algunas de hoja perenne como algarrobos, olivos, ficus, quercus, etc., también son apropiadas. Nunca defoliaremos totalmente coníferas.

Nunca se debe defoliar árboles débiles (debido a un reciente trasplante, poda o enfermedad) o bien los árboles que están todavía en fase de modelado.

El momento exacto para defoliar un bonsái depende del árbol pero, como norma, se debe defoliar siempre después que el crecimiento primaveral haya madurado.

¿Qué cuidados posteriores hay que tener después de defoliar un bonsái?

Después de defoliar un bonsái se deber ser muy cuidadoso con el riego y es muy problable que haya que reducirlo ligeramente.

Cuéntanos cómo defolias tus bonsáis o dejarnos tus dudas, opiniones, experiencias… sobre el tema, puedes hacerlo en los comentarios más abajo o si lo prefieres utilicéis nuestras redes sociales.

Pinzado y defoliado en bonsái, técnicas básicas de formación de la ramificación secundaria

Técnicas básicas de formación de la ramificación secundariaEl pinzado y defoliado en bonsái, son técnicas básicas, necesarias y complementarias entre sí, para conseguir ramificar correctamente un bonsái. El contenido de este artículo está principalmente dirigido a los aficionados noveles, pero también puede servir para refrescar conocimientos a aquellos más experimentados, que sin embargo, a veces se olvidan aplicar estas técnicas tan útiles y que, precisamente por ser tan conocidas, pasamos por alto en más de una ocasión. Si quieres saber exactamente qué es el pinzado o el defoliado en bonsái puedes ver estos dos reportajes donde se explican al detalle todos los conceptos básicos.

Formación de un ejemplar joven

Nuestro primer objetivo en el proceso de formación de ejemplares jóvenes es conseguir que las ramas que hemos seleccionado como principales para la formación de la estructura básica del árbol, adquieran un grosor adecuado, en armonía con el grosor del tronco. Para ello, las dejaremos crecer libremente, hasta lograr que alcancen el diámetro correcto, una vez conseguido empieza el proceso de modelado, acortando las ramas con tijeras.

Las ramas engordan cuando se les deja crecer libremente y solo cuando hayan alcanzado el grosor deseado procederemos a pinzarlas para construir las ramas secundarias aprovechando los brotes nuevos.

Una vez que tenemos creada la estructura básica de nuestro bonsái, seguimos con la creación de la ramificación secundaria, terciaria… Evidentemente, cuando dejamos que las ramas principales crezcan libremente, aparecerán automáticamente ramas secundarias, pero como la distancia entre nudos en las ramas principales serán grandes, al crecer libremente, las ramas secundarias estarán demasiado separadas entre ellas y, por lo general, no nos serán de utilidad. Aquí es donde entran en juego técnicas de pinzado y defoliado.

Práctica del pinzado y del defoliado

Como hemos visto anteriormente, en un ejemplar joven, dejamos crecer libremente los nuevos brotes, que formarán la ramificación estructural o ramificación primaria, desde que aparecen en primavera, para podarlos en otoño. Pero si queremos aumentar el número de ramas secundarias, cortaremos las puntas de estos brotes entre el final de la primavera y el principio del verano, con lo que, además detendremos su crecimiento. Dicha operación, llamada pinzado de brotes, tiene especial importancia en lo que se refiere a la creación de ramas nuevas. La planta, al no poder seguir creciendo por donde lo hacía anteriormente, reacciona desviando el flujo de savia, inicialmente dirigido hacia las puntas de los brotes, hacia ramas nuevas que surgirán a partir de las yemas situadas próximas al corte o en otros lugares, a lo largo de la misma rama. Dichas yemas dan lugar a una segunda brotación y las ramas secundarias se desarrollarán a partir de esos nuevos brotes.

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Otra técnica complementaria para la obtención de una ramificación secundaria fina y abundante es el defoliado total o parcial. Es decir, la eliminación de todas o parte de las hojas del árbol, a principio de verano, pero respetando siempre las yemas latentes que se encuentran en la base de las hojas. El defoliado, si se hace bien, induce una nueva brotación de esas yemas latentes y lleva a la creación de ramas nuevas. Para no dañar esas yemas, no eliminaremos las hojas tirando de ellas bruscamente sino que las cortaremos dejando un trozo  de peciolo, que caerá por él mismo al poco tiempo.

Pinzado selectivo

Pinzado selectivo en ramas jóvenes, las yemas nunca aparecen perfectamente situadas. Izquierda; la rama no está equilibrada, la distancia entre brotes es a veces demasiado pequeña. Sino hacemos nada no conseguiremos puntas finas. Derecha; dejando los brotes adecuados, la rama engorda pero mantiene las proporciones correctas.

Pinzando y defoliando nuestros árboles, podemos desarrollar ramas secundarias, allí donde inicialmente solamente hubiera crecido una rama principal. Pero hay que estar atentos a la época en que realizamos estas operaciones, para obtener resultados satisfactorios. El pinzado de brotes junto con el defoliado y el posterior pinzado selectivo de yemas constituyen la base del trabajo, que debe repetirse año tras año.

Pinzado avanzado para mantener la ramificación fina

Si pinzamos adecuadamente conseguiremos unas ramas proporcionadas, pero con el paso de los años las ramas engordan, en particular su base. Cortaremos por las líneas y esperaremos que por las flechas nos salgan brotes para volver a construir la ramificación fina.

Una vez desarrolladas las ramas secundarias

técnicas básicas de formación de la ramificación secundaria y refinadoLlegamos al momento en que tenemos un bonsái bastante avanzado en su formación y nos tenemos que centrar en conservar lo conseguido y sobretodo las puntas de las ramas. Aunque a nosotros pueda parecernos que el árbol ha alcanzado la madurez, la realidad biológica es diferente, cada rama sigue creciendo produciendo brotes nuevos sin cesar. Y esto tiene una consecuencia: si dejamos la planta sin cuidados, perderá la silueta que acabamos de formar.

Para conservar el perfil, no basta con cortar las ramas cada vez que sobresalgan de la linea del perfil deseado. Si así lo hiciésemos solo conseguiríamos puntas de ramas cada vez más gruesas y bastas. Hay que cortar siempre un poco hacia el interior de esa línea del perfil ideal, buscando los puntos en los que se va a producir una bifurcación de la rama, dando origen a una ramificación más fina, que al crecer, alcanzará la línea del perfil pero haciendo que las puntas de las ramas sean ahora más finas y delicadas. Es decir, nos interesan las yemas del interior de la rama, para obtener nuevas ramitas, y cortar atendiendo a esas yemas. El aspecto de las puntas de las ramas tiene una importancia fundamental en la impresión que nos deja el bonsái.

Pinzado en árboles terminados

Una vez formada la estructura general, para mantener su perfil hay que tener presente que debemos pinzar pensando en el perfil que tendremos cuando crezcan los nuevos brotes. Por ello, hay que pinzar según una línea imaginaria un poco más hacia el interior que el perfil final deseado.

Otra de las cuestiones que no debemos descuidar es el interior del árbol. Si la ramificación exterior es tan densa y hay tal cantidad de hojas que impide que el aire y la luz puedan llegar al interior del árbol, llega un momento en el que las yemas del interior de las ramas se marchitan, no brotan, y poco a poco el interior del árbol se va quedando vacío, concentrándose toda la vegetación en la silueta exterior.

Si, por la razón que sea, alguna de las ramas se pierden, sería imposible reponerla a partir de un brote interior y el hueco haría que se vea el antiestético vacío del interior del árbol. Además, si dejamos que se produzca una situación semejante, ya no habrá manera de acortar las ramas, para conseguir unas puntas armoniosas y solo podremos dejar que se alarguen gradualmente, con lo que poco a poco iremos perdiendo la silueta de la planta sino realizamos un tratamiento drástico.

Una vez desarrollada la frondosidad, debemos defoliar selectivamente las hojas exteriores o bien cortarlas, para reducir su superficie y permitir la entrada de luz y aire. Para que el sol y el aire entre por todas las partes ayudará también la estructura de las ramas por pisos.

Como hemos visto en este artículo el pinzado y defoliado en bonsái son dos técnicas básicas. Aprovecha la caja de comentaros para decirnos cómo y cuando lo realizas en tus árboles, o si lo prefieres utiliza nuestras redes sociales.

Trabajos de verano en pino negro japonés (Pinus thunbergii)
1 Parte

A finales de junio o principios de julio es un momento estupendo para hacer diferentes trabajos de verano en pino negro japonés, para ello, hemos traído los trabajos que se han realizado en algunos de los prebonsáis de esta especie.

Trabajos de verano en pino negro japonés

Son plantas jóvenes de entre siete y cinco años que durante este tiempo han seguido distintas técnicas, principalmente de engorde. Todos ellos provienen de las primeras semillas de pino negro japonés que sembré.

He dividido los trabajos en dos post, espero que os guste, vamos con el primero de los dos artículos

Principales técnicas en pinos

Antes de empezar con los trabajos propiamente dichos, vamos a hacer un pequeño repaso de las principales técnicas que se usan en las distintas especies de pino y especialmente en Pinus thunbergii. Podemos agrupar las principales técnicas de trabajo de los pinos en cuatro:

  • Metsumi o pinzado en verde; este pinzado generalmente se realiza con las yemas de los dedos o pinzas, en este trabajo lo que se pretende es igualar la fuerza en todas las partes del árbol.
  • Mekiri o pinzado en maduro; se tiene que utilizar tijeras. El objetivo es provocar una segunda brotación con la ramificación más compacta y las agujas más cortas.
  • Mekaki o eliminación de brotes; es una técnica para seleccionar los dos brotes mejor posicionados después del mekiri.
  • Hagari o eliminación de agujas; se consigue que entre aire y luz al interior del árbol facilitando la brotación interior.

Después de haber repasado las principales técnicas que se emplean en el trabajo de los Pinus thunbergii vamos con los tres casos que vamos a tratar en este primer reportaje que hemos trabajado en estos últimos días. Todos los pinos fueron esquejados las primeras semanas de vida para ir formando un nebari radial, se encuentran en coladores de los que se utilizan para las plantas acuáticas de 13 cm de diámetro, y han sido trasplantados al menos una vez, aunque en algunos casos ya les va tocando.

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Primer trabajo de verano en pino negro japonés

Prebonsái de Pino thunbergii con acodo aéreo

Pinus thunbergii antes del trabajo

Este prebonsái todavía tiene una rama de sacrificio bastante larga, ha sido utilizada durante estos años para engordar la base del tronco, que es lo que realmente nos interesa. Este año he aprovechado para realizar un ácodo aéreo  y así reproducir esa rama que de otra forma sería para tirar.

Para que veáis como se ha desarrollado este árbol, tiene varias piñas en la parte superior de la rama de sacrificio.

Piña de Pinus thunbergii

Como se puede ver en la foto en la parte baja hay varios brotes que serán con los que construiremos el futuro árbol.

Primera rama pino negro japonésVamos a fijarnos en la primera rama, como se puede ver, ha tenido un crecimiento bastante vigoroso y por ese motivo ha echado un cuello muy largo que hace inservible el crecimiento de primavera. Esto nos obliga a hacer mekiri en esa rama.

Al hacer mekiri también se busca, que donde ahora hay solo una rama, puedan salir varios brotes que posteriormente se seleccionarán para dejar los dos mejor situados.

Como efecto secundario, aunque en esta fase de desarrollo no es lo que buscamos conseguiremos una reducción de agujas.

Se continuó con los trabajos, seleccionando los brotes que formarán la estructura definitiva de este shohin de Pinus thunbergii, se limpiaron agujas de la futura rama de sacrificio para que no sombreara a ninguna de las ramitas inferiores.

Pino negro después del trabajo

RESULTADO FINAL DESPUÉS DEL TRABAJO.
1. Primera rama 2. Segunda rama 3. Rama continuación del tronco 4. Rama de sacrificio. Aunque en la foto no se ve, en la parte posterior hay un pequeño brote que en el futuro será la primera rama trasera

Segundo trabajo de verano en pino negro japonés

Segundo Pino thunbergii antes del trabajo

Pinus thunbergii antes del trabajo

En este caso es un prebonsai de pino thunbergii que se encuentra en una fase más avanzada de su formación, se han eliminado hasta tres ramas de sacrificio en diversas étapas, y ahora nos vamos a centrar en construir las ramas primarias, sin importar tanto el grosor de la base del tronco.

Este árbol se ha formado hasta ahora sin poner nada de alambre, solo por el método de dejar crecer y cortar para sustituir ápices. Con ello se ha conseguido una buena conicidad y un movimiento interesante.

El trabajo de este verano, va a consistir en arreglar los tocones, limpiar la nueva rama de sacrificio para que no sombree a los nuevos brotes que formarán la estructura básica del árbol y seleccionar esos nuevos brotes.

Como podemos ver, al árbol se le ha dejado crecer libremente durante toda la primavera, a las malas hierbas también, pero ese es otro tema… para que adquiriera vigor después de haber cortado el año anterior la rama de sacrificio.

Limpiando malas hierbasEs frecuente en los pinos, que al dejar ramas de engorde, el resto del árbol, sobretodo la parte baja se «debilite» y haga yemas mucho más pequeñas, por ese motivo, al año siguiente es importante dejar crecer sin tocar nada hasta que la brotación esté madura.

Vamos con el trabajo propiamente dicho, vamos a cortar y sellar los tocones de las distintas ramas de sacrificio. Al ser una especie de costa no me gustan los jines en este tipo de árboles, por eso se van a cortar a ras esperando que cicatricen.

Segundo Pino thunbergii corte de tocones

Segundo Pino thunbergii limpieza agujas y selección brotesEl siguiente trabajo fue limpiar las agujas de la base de la rama de sacrificio para que los brotes que formarán las siguientes ramas y el ápice puedan seguir desarrollándose correctamente, mientras la rama de sacrificio sigue engordando todo el tronco aunque de una forma ya más controlada.

Segundo Pino thunbergii comparando resultado

En la foto superior, se puede ver el grosor que tiene que ya es suficiente y las ramas de sacrificio pasan a un segundo plano y nos centramos en la formación de toda las ramificación.

Segundo Pino thunbergii resultado final

Resultado final
Empezamos una nueva étapa en la formación de este pequeño Pino negro japonés.

Tercer trabajo de verano en pino negro japonés

Tercer Pino thunbergii antes del trabajo

Pinus thunbergii antes del trabajo

Este tercer árbolito, también se germinó junto con los anteriores y hasta ahora nos hemos centrado en aumentar el grosor en la base, al mismo tiempo que conseguíamos mantener sanos y saludables los brotes bajos. Esta labor es fundamental, y hay que estar muy pendiente para que no se debiliten, pudiendo llegar a morir, por eso, todos los años hay que revisarlos y si es necesario controlar las ramas de sacrificio.

Como se puede apreciar en la foto, tiene todavía dos ramas de sacrificio y una rama en la parte de la derecha que es demasiado baja para poder ser aprovechada en el diseño, pero siempre es bueno mantener ramas de más hasta tener claro cuales nos sirven para el diseño.

Tercer Pino thunbergii rama de la derecha

Tercer Pino thunbergii toconesEn el estado de formación en el que se encuentra este pino, he decidido eliminar esa rama de la derecha, por que es demasiado baja y la primera rama de sacrificio, seguramente el año próximo eliminaremos la otra y ya solo quedarán las ramas que nos interesan para formar la estructura del árbol.

Os recuerdo la importancia de cerrar esas grandes heridas con pasta selladora y sobretodo en esta época que el árbol está muy activo y puede perder bastante savia por ellas.

Ahora vamos con la estructura del árbol, como podéis ver, este se encuentra en un estado más básico que los dos árboles anteriores, aparte de la rama de sacrificio, solo tiene lo que será la primera rama, la rama trasera y la continuación del tronco.

Tercer Pino thunbergii primera ramaPero nos vamos a centrar en la primera rama, para explicar cuál mi forma de trabajar comparándola con el caso del primer trabajo de verano en pino negro japonés. Si os fijáis, en ese caso hacía mekiri en esa primera rama, sin embargo, en este tercer trabajo, y aunque podemos apreciar que también tiene un largo tramo sin agujas, tenemos brotes por detrás, esto nos permite utilizar el final de la rama como rama de engorde, mientras que mantenemos brotes traseros que nos aseguran la continuación de la rama.

Hay que actuar en función de lo que busquemos, no hacer las técnicas por que es lo que hay que hacer en esta fecha, solo hacerlo donde lo necesitemos.

Tercer Pino thunbergii rama trasera

Aquí podemos ver el brote que será la futura rama trasera, es importante en árboles tan jóvenes y tamaños mame o shohin, mantener estos brotes aunque estemos engordando el tronco, sino después nos tocaría injertar, ya que en los pinos es muy difícil que salgan brotes donde no hay agujas.

Tercer Pino thunbergii resultado final

Resultado final
En este trabajo solo hemos cortado dos ramas de engorde y hemos revisado los brotes bajos, ahora nos centraremos en su crecimiento. La rama de sacrificio que se ha dejado será cortada el año próximo.

Hasta aquí, esta primera entrega de los trabajos de verano en pino negro japonés, hemos trabajado tres prebonsáis en diferentes estado de formación utilizando las técnicas más apropiadas para seguir su formación.

Todavía son árboles jóvenes y les falta mucho para llegar a ser buenos shohines de Pinus thunbergii, pero si también tu trabajas este tipo de árboles o tienes cualquier duda, puedes usar la caja de comentarios para dejarnos tus opiniones o utilizar nuestras redes sociales.
Además estate atento por que próximamente publicaremos la segunda entrega con otros tres trabajos de verano en pino negro japonés más.
¡¡¡No te lo puedes perder!!!

Acodo aéreo en pino negro japonés

Aunque en muchos libros y revistas se habla que no se puede hacer un acodo aéreo en pinos, en bonsaialdia decidimos probarlo y sacar nuestras propias conclusiones.
La idea es intentar reproducir un Pinus thunbergii o pino negro japonés por la técnica del acodo aéreo y de esta forma demostrar si es o no posible. El acodo aéreo es una técnica de reproducción que consiste en que un tallo o una rama desarrolle nuevas raíces.

Cuando realizar el acodo aéreo

El candidato en un pino negro japonés de 7 años con una rama de sacrificio larga y que ya no es necesaria mantener para seguir engordando la base del árbol y empezar a ramificar.

En el caso de este pino negro japonés, el acodo se realizó el 15 de abril de 2021, el árbol había alargado ya las velas pero no había abierto todavía las agujas.

Acodo aéreo pino thunbergii: antes del trabajo

Estado del pino antes del trabajo.

Cómo hacer el acodo en un pino thunbergii

Lo primero que hice, fue cortar toda la brotación del año en el tronco a acodar, de la misma forma que se hace en verano con el mekiri, de esta forma, al no poder seguir creciendo, el tronco puede «dedicarse» a producir raíces en la zona acodada.

A continuación, se peló un anillo de corteza de aproximadamente una vez y media el ancho del tronco, y se enrolló alrededor del tronco un alambre, para dificultar que ambos labios se pudieran cerrar, así como hormonas enraizantes en la parte superior del anillo.

Acodo aéreo pino thunbergii: anillo de corteza

Se elimina una banda de corteza.

Acodo aéreo pino thunbergii: alambre alrededor tronco

Alambre enrollado alrededor del tronco acodado.

Una vez preparado el acodo, el siguiente paso es preparar el recipiente donde se van a desarrollar las raíces y la mezcla adecuada. En este caso, se utilizó una maceta de plástico, akadama 100%, de grano 2 a 4 mm, y una ligera capa de musgo sphagnum en la superficie.

El musgo se usa para mantener el sustrato ligeramente húmedo mientras las raíces se desarrollan en un sustrato drenante para poder regar lo necesario mientras se desarrollan las raíces.

Acodo aéreo pino thunbergii: maceta y akadama

El acodo plantado en su maceta con akadama 100%.

Acodo aéreo pino thunbergii: terminado con su capa de musgo sphagnum

El acodo terminado con su capa de musgo sphagnum para mantener la humedad

Una vez finalizado el acodo, el árbol se sitúa en su estante de cultivo a pleno sol. Es importante para que el acodo sea un éxito, que el sol incida por todos los lados, para que salgan raíces radiales, pero que el sustrato nunca se seque, sobretodo ahora al principio que las raíces serán extremadamente sensibles.

Cuando separar el acodo aéreo

Lo mejor en el caso de los pinos es tener paciencia y no separar el acodo demasiado pronto, en este caso, en agosto, a los cuatro meses de haber realizado el acodo se retiró el musgo y la parte superior de akadama para comprobar si había raíces saliendo del acodo.

Al ver que ya tenía algunas raíces se esperó un poco más para proceder a su separación, el 29 de septiembre se llevó a cabo la separación del acodo.

Acodo aéreo pino thunbergii: raíces Acodo aéreo pino thunbergii: raíces

Cuidados posteriores a la separación del acodo

Una vez separado el acodo de la planta madre, se plantó el nuevo árbol en una maceta de rejilla y se metió en invernadero para pasar el invierno y seguir con su formación como bonsái, pero eso es otra historia que ya trataremos en otro momento.

Ya hemos demostrado que se pueden realizar acodos aéreos en pinos negro japoneses, la siguiente prueba será realizar acodos en otras especies de pinos como puede ser el Pinus sylvestris o pino albar, tanto si tenemos éxito como si no lo conseguimos lo compartiremos en nuestra web.

Si algo no te ha quedado claro, o tienes tu propia experiencia en el acodo de pinos que quieras compartir con nuestros lectores, puedes utilizar la zona de comentarios, o si lo prefieres puedes hacerlo en nuestras redes sociales, Facebook, Twitter o Instagram

El trasplante del bonsái

El trasplante del bonsái es una de las técnicas que definen como tal el arte del bonsái y le proporcionan gran parte de su esencia. A su vez, es quizá la más intuitiva. pues exige una constante atención al crecimiento anterior del árbol, sus problemas de cultivo, la rapidez de crecimiento de las raíces, etc.

Trasplante de un bonsái

Mediante esta técnica se consiguen varios objetivos:

  • Mantener el árbol en su pequeño tamaño.
  • Conseguir que sea capaz de crecer en una maceta plana y pequeña.
  • Conservarlo sano y vigoroso.

¿Por qué es necesario trasplantar?

Cuando un árbol vive en una maceta, las raíces crecen hasta que llega un momento en que éstas han usado todos los nutrientes y espacio disponibles para crecer. Llegado este punto, si deseamos mantener la salud del árbol debemos, o bien plantarlo en una maceta mayor (o en el suelo), o bien podar las raíces y reponer suelo nuevo.

Son sólo las raíces más jóvenes y finas las que trabajan para alimentar al árbol y éstas, al igual que las ramas, se activan y estimulan mediante la poda.

Un árbol en una maceta no necesita de raíces gruesas para proporcionarle estabilidad, tal y como las necesitan los árboles que crecen en el suelo, y cuando se podan estas raíces, el árbol reacciona emitiendo gran cantidad de raíces jóvenes y finas. Los resultados pueden observarse en la copa, con un crecimiento sano y vigoroso. En vez de una maceta llena de raíces viejas y poco útiles, las renovamos con raíces que sí son muy útiles y necesarias para el árbol.

Así, la poda de raíces es necesaria en los bonsáis, y como cada año que pasa, éstos adquieren las características de vejez que buscamos, simultáneamente les proporcionamos un sistema de raíces jóvenes que convierten a los bonsáis en el ser vivo más cercano a la inmortalidad. Además, con la poda de raíces tenemos la oportunidad de estudiar el cepellón en busca de alguna raíz podrida o enferma.

Otra razón que hace necesario el trasplante es que mientras más llena de raíces está la maceta, el drenaje de la tierra disminuye y, consecuentemente, también la circulación de aire y agua, con lo que nuestro bonsái no podrá vivir sano mucho tiempo más.

El trasplantado es una operación que nos veremos obligados a efectuar muchas veces a lo largo de la vida de un bonsái, por lo que podemos dividir esta técnica en tres tipos de trasplantes, dependiendo de la edad del árbol que tengamos entre manos:

  • Trasplante de creación: Aquel que efectuamos con un árbol que llega hasta nosotros por primera vez.
  • Trasplante de establecimiento: Aquel en el que vamos creando un cepellón de raíces finas suficientes como para mantener el futuro desarrollo de la copa del bonsái.
  • Trasplante de mantenimiento: Aquel que efectuamos en un bonsái para proveerle de nuevas sustancias nutritivas y suficiente aireación para las raíces.

¿Hay que cambiar a una maceta mayor en cada trasplante?

No. En la elección de la maceta influyen multitud de factores, tanto botánicos como estéticos.

  1. La maceta elegida debe ser suficiente como para contener el cepellón de raíces y mantener el crecimiento de éstas.
  2. Debe proporcionar estabilidad a la planta, tanto física como visualmente.
  3. Ser adecuada estéticamente al árbol que vaya a contener, y aquí influye su estilo, diseño, forma, profundidad, color, barniz, etc.
  4. Asegurarnos que el árbol seguirá el proceso de crecimiento que nosotros deseamos; por esta razón, si queremos que un árbol crezca más, o engrose el tronco rápidamente, utilizamos una maceta mayor; y si deseamos mantener el crecimento, utilizaremos la misma maceta o incluso más pequeña.
  5. Adecuada a las condiciones climáticas de nuestro entorno:
  • Si vivimos en una zona cálida y seca, la maceta debe ser lo suficientemente profunda como para asegurarnos una reserva extra de agua en un día caluroso.
  • Si vivimos en una zona fría, la maceta debe ser lo suficientemente gruesa como para soportar las contracciones y dilataciones causadas por el frío; el material ideal será el gres.

¿Cada cuanto tiempo debemos trasplantar?

A la mayoría de los árboles no les gusta ser molestados en su medio habitual de crecimiento. Por esta razón, procuraremos trasplantar sólo cuando sea imperativa la necesidad de hacerlo. Así, si nuestro bonsái ha sido trasplantado el año pasado, no necesitará de un nuevo trasplante hasta dentro de dos años, si es de una especie de hoja caduca, o hasta dentro de cuatro años si se trata de una especie de hoja perenne.
Por supuesto, si el árbol tiene algún problema de crecimiento radicular, tal como podredumbre de raíces, debemos trasplantarlo inmediatamente. Algunos árboles, sin embargo, pueden necesitar de un trasplantado más frecuente, bien sea por su rapidez natural de crecimiento, o bien porque estemos forzándolo a crecer mediante un programa intensivo de abonado. El sauce, por ejemplo, puede necesitar un cambio de suelo, ¡incluso dos veces al año!

Trasplante de creación

El trasplante de creación se efectúa tan sólo una vez en la vida de un bonsái.

Es necesario en aquellos casos en que las raíces que posee el árbol en el momento de su obtención son demasiado viejas y gruesas, o están excesivamente enmarañadas.

Generalmente es siempre necesario con ejemplares recuperados procedentes de vivero; en casos excepcionales, un bonsái muy viejo requerirá también de este tipo de poda de raíz.

Como su nombre indica, vamos a sentar las bases de crecimiento del futuro cepellón de raíces, y por ello debemos seguir las siguientes normas:

  • Vamos a favorecer el crecimiento en longitud, en detrimento del crecimiento en profundidad, de modo que cortaremos las raíces que crezcan directamente hacia arriba o hacia abajo.
  • Las ramas serán un reflejo del crecimiento de las raíces, y por esto debemos desenmarañarlas evitando cruces entre ellas y cortando también las que crezcan hacia el interior, hacia el tronco.

Debemos tener en cuenta cuáles van a ser las dimensiones del tiesto en que nuestro bonsái quedará plantado definitivamente en un futuro; a tiesto más pequeño, será necesario acortar más las raíces gruesas y viceversa. Una sencilla forma de evitar una poda drástica de raíces es seleccionar cuidadosamente el material virgen con que trabajamos.

Aunque en un ejemplar recuperado poco podemos influir en la manera en que crecen sus raíces, cuando acudimos a algún vivero para adquirir una planta para bonsái, debemos rechazar las que estén plantadas en un suelo muy arcilloso, sobre todo si la planta que elegimos está creciendo en una maceta.

Esos árboles, al crecer en un terreno muy duro, se ven obligados a emitir raíces muy gruesas y, a menu-do, enrolladas alrededor de la maceta, encontrándose las raicillas finas tan solo en el fondo del contenedor. Por el contrario, aquellos árboles que están plantados en una maceta con sustrato esponjoso, poseen abundantes raíces finas en todo el cepellón, con lo que el éxito del trasplante en una maceta de bonsái está casi asegurado.

Puesto que vamos a efectuar una profunda remodelación y selección en las raíces del árbol, es necesario que las veamos, y por ello trabajaremos a raíz desnuda. Esta tarea sólo se debe evitar en coníferas, pues estas especies no soportan un lavado total de tierra.

Para ello, tras sacar el árbol de la maceta original, desharemos la parte más exterior del cepellón, con ayuda de un garfio o unos palillos de bambú.

Seguidamente, con agua a presión, limpiaremos el cepellón de raíces de toda la tierra original. En el caso de que la planta creciera en un suelo arcilloso y compacto, el procedimiento cambia un poco: lo sumergiremos (sacado ya de la maceta) en un cubo o balde con agua durante dos o tres horas; pasado este tiempo, con agua a presión, eliminaremos la tierra. De no hacerlo así, arrancaríamos muchas raicillas junto con la tierra.

Trasplante de establecimiento

Si graduamos la edad de un Bonsai por los años de cultivo como tal (niño, joven, adulto, anciano), el transplante de establecimiento corresponde a un árbol de edad joven. Se efectuó ya hace dos o tres años el transplante de creación, y ahora la copa está bastante formada. Mediante el trasplantado que ahora nos ocupa, vamos a hacer posible que las raíces puedan mantener la creciente densidad de la parte aérea del árbol.

En esos dos o tres años en que las raíces han crecido libremente, y si hemos seguido un correcto programa de abonado y riego, nuestro casi bonsái habrá emitido durante el primer año una gran cantidad de raicillas, de las que ahora debe estar totalmente llena la maceta. Algunas de ellas serán ya demasiado gruesas, y quizá algunas de las más cercanas a la capa de drenaje estén podridas.

Estamos al final de invierno o principio de primavera, y al igual que en el trasplante de creación, trabajaremos a raíz desnuda. Para limpiar la tierra, utilizaremos agua a presión, de modo que dañemos el mínimo de raíces posibles. Es frecuente también que en el trasplante de creación no cortáramos sufi-cientemente la raíz pivotante, para mayor seguridad. Ahora debemos hacerlo, puesto que el tronco debe tener suficientes raíces laterales. Este es también el momento en que podemos plantar nuestro árbol en una maceta de bonsái.

Así como hace dos años lo más importante era establecer las dimensiones de la base del futuro cepellón de raíces, ahora nuestra atención debe fijarse en la dirección en la que crecen y en el vigor con que lo hacen. Algunas de ellas serán más fuertes que las demás, y cortaremos de modo que todas ellas se igua-len en fuerza: no cortaremos las muy finas, y acortaremos más las gruesas que las de tamaño medio.

Probablemente, debido al rápido crecimiento de las raíces, el cepellón esté completamente enmarañado. Puesto que se tratará de raíces finas, muy sensibles al contacto con un material duro, como hierro o madera, ahora son nuestros dedos los que realizarán el desenmarañado.

Sobre una superficie lisa, las iremos extendiendo en longitud. Para evitar que se sequen, las pulverizaremos frecuentemente con agua.

Seguidamente, con unas tijeras muy afiladas, las recortaremos de acuerdo con su calibre, hasta que queden totalmente desenredadas, tanto ahora como en su futuro crecimiento.

Trasplante de mantenimiento

En el trasplante de rnantenimiento, el objetivo a conseguir es el de proveer a nuestro bonsái de un suelo nuevo y poroso.

Una vez formada la copa y el «pellón, un bonsái puede agotar la tierra de su maceta en dos años; los cientos de hojas de su parte aérea están demandando alimento y agua a las raíces continuamente, por lo que estas crecen muy rápidamente.

Por eso, en un bonsái adulto, la fecha de transplante ea importantísima; ya no basta con efectuarlo a principio de primavera en general, sino que debemos hacerlo al comienzo de la primavera para ese árbol en concreto.

La señal para el trasplante nos la dan las yemas; cuando comienzan a hincharse y cambian de color hacia el verde o rojo, es el momento; con un par de hojas, aunque no estén desarrolladas plenamente, es demasiado tarde. Si trasplantamos muy tarde, las raíces (algunas cortadas, y otras estresadas por el cambio de medio) no serán capaces de proveer de agua tan rápidamente como es necesario a las hojas, con lo que el árbol puede deshidratarse e incluso morir.

Si trasplantamos demasiado pronto, una helada tardía puede dañar seriamente a la planta.

El corte de raíces ya no es ahora tan importante, por lo que éste se limita a un saneamiento de las raíces en general, quitando las más gruesas, las podridas, las enredadas, etc, pero sólo cortaremos las puntas de las mismas, hasta un tercio del «cepellón original». Los dos tercios restantes se limpiarán de tierra, y cuidadosamente iremos rellenándolos de tierra y esparciéndolos alrededor de la maceta. No debe quedar ninguna raíz en contacto directo con el aire, y por ello nos ayudaremos de un palillo para ir introduciendo tierra nueva en el cepellón.

La mezcla de tierra también es muy importante: la gran densidad de raíces en el cepellón exige que el suelo no se compacte demasiado, para saber que sustrato es el que mejor se adapta a las necesidades de tu bonsái puedes consulta el artículo Los mejores sustratos para bonsai, Cuando una vez transplantado el árbol lo reguemos, el agua debe absorberse rápidamente.

 

El alambrado en bonsái

Muchos aficionados nuevos, se sorprenden cuando ven por primera vez un árbol alambrado. Por lo general, interpretan que el alambrado del bonsái es el sistema que se utiliza para que los árboles no crezcan. Sin embargo, la práctica del alambrado tiene una respuesta mucho más sencilla. El alambre permite modelar el árbol, darle una forma concreta, aunque respetando siempre unas determinadas normas estéticas.

El alambrado del bonsái

Estas normas estéticas vienen definidas por los estilos de bonsái, que tienden a proporcionar al árbol una mayor belleza y una mayor similitud con las formas que adoptaría creciendo libremente en los distintos tipos de hábitat.

Historia del alambrado del bonsái

Al principio, los árboles en maceta, no pasaban por un proceso de modelado estrictamente hablando, si exceptuamos las ocasionales podas y recortes.

Curso de alambrado

Poco a poco, se hizo evidente que era necesario algo más que la simple poda para conseguir las diferentes formas que el artista perseguía. Hacia finales del siglo XVII, algunos cultivadores chinos utilizaron tiras de plomo, envolviendo las ramas a modo de tubo, de manera que, al doblar este tubo, la rama quedaba en la posición deseada. Pero con este sistema solo se conseguía corregir la posición de internudo en internudo, con lo que los árboles presentaban un aspecto poco natural.

Otro de los métodos utilizados fue el de tutores o guías, a los que se iba atando el árbol joven a medida que iba creciendo. El método de tutores de bambú, combinado con la colocación de tensores, es utilizado todavía por aquellos a quienes no les gusta el alambrado.

Es a principios del siglo XX cuando en Japón, comienza a usarse el alambrado. El primer libro que trata sobre este tema está fechado en 1910, con el titulo de SANYU-EN BONSAI-DAN (Historia sobre el bonsái del vivero Sanyu). A partir de esta fecha, la utilización de alambre sustituyó rápidamente a todos los métodos anteriores y se convirtió en la técnica fundamental, evidentemente con la ayuda de la poda, para el diseño de bonsái.

Al principio se utilizó alambre de hierro, posteriormente de cobre y, hoy en día, el más popularizado es el alambre de aluminio anodizado, en una búsqueda por evitar la descomposición del material usado, al quedar expuesto a la intemperie y a la acción continuada del agua. Al mismo tiempo, proporciona una mayor facilidad de colocación y un mayor poder de sujeción.

Por consiguiente, podemos considerar la poda corno la solución adecuada para mantener el árbol con las proporciones deseadas, mientras que el alambrado sería el método a utilizar para corregir defectos en el árbol, así como para afinar y realzar el diseño que queremos conseguir.

Tipos de alambre en bonsái

Existen distintos tipos de alambre para nuestros árboles que se han venido usando  Tradicionalmente se ha utilizado alambre de hierro pero en los últimos tiempos se ha popularizado el alambre de cobre o aluminio. Se podría decir que no hay uno mejor que otro, sino que el uso de cada tipo de alambre se utiliza en función de unas circunstancias especiales, con sus ventajas y desventajas.

Características de los distintos tipos de alambre

Alambre de Hierro

  • VENTAJAS: una vez colocado, sujeta bien la rama en la posición deseada.
  • DESVENTAJAS: su dureza y peso lo hace difícil de colocar. Además una vez pasado cierto tiempo no se puede variar la posición de la rama, puesto que la oxidación del mismo, haga que se parta. Esa misma oxidación mancha la corteza del árbol y puede resultar tóxica para ciertas variedades.

Alambre de Cobre

  • VENTAJAS: aunque es duro, si se calienta ligeramente antes de colocarlo se reblandece considerablemente y, una vez colocado, al enfriarse, mantiene perfectamente la posición deseada. No se pudre tan rápidamente como el hierro.
  • DESVENTAJAS: es difícil de desalambrar, a no ser que se corte en pequeños trocitos, y, puesto que es un material caro, el no poder reutilizarlo lo encarece más todavía. Su oxidación, con el tiempo, produce una pátina verde que mancha la corteza y es muy tóxica para la mayoría de especies vegetales.

Alambre de Aluminio

  • VENTAJAS: fácil de colocar por su flexibilidad, pero casi tan duro como el cobre una vez colocado. No se pudre ni mancha la corteza.
  • DESVENTAJAS: se necesita un calibre más del que usaríamos con cobre o hierro. Suele ser un material caro, puesto que en su mayoría es importado de Japón.

Cuál es la mejor época para alambrar tu árbol

En principio, el alambrado es una técnica que exige que la ramificación del árbol pueda verse con el mayor detalle posible.

  • En el caso de los árboles de hoja caduca, la respuesta obvia sería que el alambrado se realizase en invierno, cuando el árbol ha perdido todas sus hojas. Sin embargo, esta época tiene sus inconvenientes; las ramas de los árboles, en invierno, no son tan flexibles como en primavera o verano, ya que al haber menos paso de savia se vuelven más quebradizas, por ello existen dos momentos idóneos para alambrar los caducos, el primero, justo en el momento que las hojas cambian los colores verdes de la primavera o verano por los ocres, amarillos, rojizos… ese es un momento ideal. El otro será con los primeros indicios de brotación, nuestra labor no se verá dificultada por un follaje demasiado desarrollado, además, en esta época se puede apreciar mejor la posición de las yemas de las que saldrán las nuevas hojas, con lo que será más fácil evitar pisarlas con el alambre.
  • Para las coníferas, la época más conveniente para su alambrado teniendo en cuenta que siempre conservan sus hojas, es aquella en la que las yemas no están activas, cuando el árbol está «parado» es decir el período comprendido entre el final del otoño, en que ya han formado las nuevas yemas, y un par de semanas antes del inicio de la brotación en primavera. Es en estas fechas cuando comienzan a tirar el follaje viejo, por lo que podremos ver las ramas con más facilidad.

Cómo alambrar un bonsái

Para que el alambrado se convierta en un proceso mecánico y se realice automáticamente, se requiere una experiencia previa, que se consigue alambrando y desalambrando ramas secas y ensayando con diferentes calibres y tipos de alambre.

Puntos a tener cuenta en el alambrado

  1. El grado de presión que debe alcanzar el alambre sobre la corteza del árbol. Si el alambre está demasiado apretado, el árbol no tendrá espacio para crecer libremente y habrá que desalambrar en un plazo de pocos meses o, incluso, de semanas. Si está muy suelto, no podrá sujetar adecuadamente la rama. Los cánones clásicos japoneses establecen que, entre el alambre y la corteza del árbol, debe quedar justamente el grosor de una hoja de papel. Esto equivale a decir que el alambre debe quedar sujeto a la rama, pero sin estrangular la corteza.
  2. Mientras se alambra, debe de seguir la forma que tiene el tronco o la rama. Si intentamos dar la forma deseada durante el proceso de alambrado, probablemente romperemos la rama.
  3. El ángulo de inclinación del alambre entre curvas, como norma esencial a mantener en todos los casos, debe ser de 45º. Alambrado bonsai 45 grados
  4. Es necesario controlar la disminución de la distancia entre las curvas, de acuerdo con el grosor variable de las ramas.
  5. Si una vez colocado el alambre, la rama no queda en la posición que buscamos, podemos colocar otro alambre paralelo al anterior y siguiendo las mismas curvas.Alambrado bonsai enlazar alambresAlambrado bonsai alambres paralelos
  6. Los troncos o ramas de los bonsáis deben tener conicidad, y por lo tanto, hay veces que se necesita utilizar alambres de distintos grosores. La forma de enlazar estos distintos calibres en una misma rama, se hace coincidir, durante dos vueltas, el alambre de calibre mayor junto al más fino, para que éste quede bien sujeto.
  7. Es importante que  los alambres no se crucen ni se pisen entre ellos, pueden dejar marcas que no se disimularan fácilmente.

Alambrado del tronco

Ante un tronco sin interés, o que no se ajuste bien al estilo elegido según la disposición de las ramas, la primera consideración será si es posible variar la forma del mismo. Si bien es cierto que, a falta de un alambre lo suficientemente grueso, existen otras soluciones, como los «gatos» especiales para su uso en bonsái, surge, en este caso, un problema adicional, un tronco grueso supone, por lo general, un árbol más o menos viejo y, por consiguiente, el peligro de que se parta es mayor.Alambrado bonsai alambrar tronco

Por todo ello, lo más conveniente es empezar a modelar el tronco de nuestro bonsái cuando todavía es joven, es decir, cuando aún es delgado y flexible. Esto nos obliga a «imaginar» de antemano la forma que tendrá ese árbol dentro de 3 ó 4 años. Quizá sea difícil para un principiante, pero precisamente de eso se trata en el arte que nos ocupa, de aprender a modelar, de crear, de imaginar.

Trucos para alambrar el tronco

  1. Al alambrar el tronco, debemos clavar en el sueloAlambrado bonsai clavar alambre en el suelo un trozo suficientemente largo de alambre como para que al dar la primera curva, éste no se mueva y corte algunas raíces.
  2. Para las ramas principales, el alambre se colocará junto al alambre del tronco y seguirán sus mismas curvas.
  3. A la vez, debemos tener en cuenta que si deseamos alambrar muchas ramas principales, los siguientes alambres no deben cruzar el alambre del tronco.

Alambrado de las ramas

Para el alambrado de las ramas es importante tener en cuenta que se debe alambrar las ramas de dos en dos, sin olvidar en ningún momento que, al elegir cada par de ramas, exista una distancia suficiente entre cada una de ellas, que permita al menos dos vueltas de alambre en algún punto de sujeción, que puede ser una rama más gruesa o el tronco en el caso de las ramas primarias o principales.

Alambrado bonsai alambrado ramas

En el momento del alambrado del bonsái. es importante tener en cuenta si las ramas que vas a alambrar tienen que subir o bajar; para subir una rama, el alambre debe entrar por abajo, mientras si tu objetivo es bajar esa rama, la entrada del alambre debe ser por arriba.

Ventajas de alambrar las ramas de dos en dos

  1. Si se elige adecuadamente las dos ramas a alambrar, permite una buena sujeción del alambre al tronco o rama principal
  2. Evita que haya que cruzar alambres;
  3. Economiza el gasto de alambre.

Conclusiones

Un árbol alambrado puede producir una sensación de extrañeza en los no iniciados en el arte bonsái, o de «trabajo todavía no acabado» en los más avanzados. Efectivamente, el alambrado es un proceso intermedio, que se repetirá tantas veces sea necesario, y que nos lleva a un fin: conseguir la máxima belleza para nuestro árbol.

Antes del proceso de alambrado intervienen otros dos momentos tanto o más importantes que éste, y que lo complementan. El primero es la intervención de la imaginación; mirad una y otra vez vuestro árbol y tratad de imaginar la forma que queréis que tenga dentro de dos, tres o más años. El segundo es la poda; con la ayuda de la imaginación habéis decidido la forma, con la poda podéis eliminar todo aquello que parece que «sobra». Cuando estos dos procesos se han completado, ha llegado el momento del alambrado del bonsái, empezando por el tronco, las ramas primarias después y, finalmente, las ramas secundarias, terciarias y ramitas finas.

Es aconsejable, por lo menos al principio, no alambrar todo el árbol de una vez. Debéis deteneros de vez en cuando para ir observando los resultados y poder ir cambiando la orientación de vuestro trabajo, si fuese necesario. Así podéis ir comprobando con más exactitud qué partes necesitan realmente alambrado y cuáles no.

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Los estilos de bonsái

En este artículo te vamos a presentar los principales estilos de bonsái. Estos sistemas de clasificación no son más que extrapolaciones y abstracciones del aspecto que muestran los árboles en la naturaleza.

Los estilos de bonsai

Los bonsáis se pueden clasificar por la forma del tronco, por la textura del tronco, por el número de troncos, por su forma o silueta y por la forma de sus raíces.

Curso completo de diseño de bonsái

 

Los diferentes estilos de bonsái por la forma del tronco

Chokkan (Erecto o vertical formal)Los estilos de bonsái: chokkan o estilo vertical formal

Son aquellos árboles en los cuales el tronco es totalmente recto, sin curvas, con conicidad, es decir, más gruesos en la base que en el ápice. Las ramas están dispuestas en grupos de tres (rama lateral, trasera y lateral hacia el lado contrario de nuevo) a lo largo de todo el tronco, de manera que conforme una silueta triangular.

El estilo erecto formal en bonsái intenta representar a los árboles que crecen en terrenos llanos, con suficiente separación entre los árboles como para que las ramas crezcan por todos los lados del tronco, y el árbol crezca recto y sin curvas. Es un estilo que suele aplicarse en coníferas.

Una de las variantes del estilo chokkan es el llamado estilo escoba o hokidachi. Aquí el tronco es también recto y sin curvas, más grueso en la base que en el ápice, pero se diferencia del anterior en que todas las ramas nacen de un mismo punto, situado generalmente a la altura de tres veces el grosor del tronco. Es un estilo muy usado en zelkovas y olmos.

Moyogui (Erecto o vertical informal)Los estilos de bonsái: moyogui o estilo vertical informal

Los bonsáis educados en el estilo vertical informal crecen con curvas a derecha e izquierda y hacia delante y detrás. Si trazasemos una línea vertical desde el ápice hasta el suelo, ésta debe pasar por la base del tronco. Las ramas siguen también un patrón en triada, situándose preferentemente en el exterior de las curvas del tronco. Es una de las formas más utilizadas en bonsái, y se aplica tanto a coníferas como a árboles de hoja caduca.

Es un estilo en el que hay infinitas posibilidades en la línea del tronco, pero eso si, debemos evitar las zonas demasiado monótonas o repetitivas . Es la forma más usual en la que los árboles crecen en la naturaleza.

Shakan (Inclinado)Los estilos de bonsái: shakkan o estilo inclinado

En el estilo Shakan, el tronco nace inclinado desde el suelo. El tronco puede o no tener curvas. La característica principal que nos hace encuadrar un árbol dentro de este estilo es que si trazamos una línea vertical desde el ápice hasta la base, esta línea no caerá en la base del tronco, sino fuera de él.

Es uno de los estilos en los que la posición de las ramas tiene más importancia, puesto que su ángulo de inclinación depende que el árbol nos dé o no sensación de equilibrio.

Los bonsáis en estilo inclinado intentan representar a aquellos árboles que crecen en la ladera de una colina, y por el peso del follaje o las nieves se inclinan hacia un lado.

Llamaremos sho-shakkan a aquellos árboles con poca inclinación; chu-shakkan a aquellos entre 25º y 45º de inclinación y dai-shakkan a aquellos que son casi horizontales sin llegar a ser una semicascada.

Fukinagashi (Barrido o azotado por el viento)Los estilos de bonsái: fukinagashi o estilo azotado por el viento

Son aquellos árboles que, siendo inclinados, se diferencian de los Shakkan porque solo poseen ramas en el lado hacia el que el tronco se inclina. Intentan representar a un árbol expuesto a la fuerza lateral constante del viento, con lo que se ha obligado a las ramas a crecer en una determinada dirección. En las zonas costeras se pueden encontrar cientos de árboles creciendo en esa forma peculiar.

En el estilo azotado por el viento es también muy importante el ángulo de inclinación de las ramas con respecto al tronco, así como la posición de plantado en la maceta, puesto que al no tener ramas en uno de los lados del tronco, tiende a producir sensación de inestabilidad, por lo que se plantarán al lado contrario de la inclinación del tronco.

Kengai (Cascada)Los estilos de bonsái: kengai o estilo cascada

Los bonsáis en estilo cascada representan a los árboles que crecen entre las rocas de una montaña escarpada y que por la acción de su propio peso, caen más o menos en vertical. Es un estilo un tanto peculiar en bonsái, puesto que requiere un tipo de maceta más profunda de lo habitual, para conseguir un cierto equilibrio visual. El tronco puede o no tener curvas, pero las ramas deben estar entrenadas en capas para que pueda entrar la luz.

Llamaremos Kengai a aquellos árboles en los que el ápice caiga por debajo del borde de la maceta;  Gaito-Kengai son aquellos bonsáis en los que una parte del árbol se dirige hacia arriba, y una rama es la que forma la cascada. En el caso de que más de una rama caiga en cascado, los llamaremos Ito-Kengai.

Han-Kengai (Semicascada)

El bonsái Han-Kengai o con estilo semicascada representa a los árboles que crecen en laderas muy inclinadas junto a los acantilados o a la orilla de algún río con mucha pendiente, en condiciones ambientales muy extremas y agresivas.

El tronco se dirige un poco hacia arriba, pero desvía su crecimiento de forma lateral. Se diferencia del estilo cascada (kengai) porque la parte final del tronco no alcanza la parte inferior de la maceta.

Bankan (Tronco curvado y pelado)Los estilos de bonsái: bankan o estilo tronco pelado y curvo

Los árboles de estilo bankan resaltan por su apariencia de vejez. Las curvas del tronco y las zonas de madera muerta les dan un aspecto trágico y a la vez majestuoso. Intentan representar a aquellos árboles creciendo en zonas altas, expuestos a la acción de la nieve, los rayos, las tormentas, etc.

Es un estilo muy apreciado y valorado por la dificultad técnica que conlleva el mantener el árbol vivo con tan sólo una parte de su tronco vivo. Muchos de los “bonsáis naturales” que podemos encontrar en las montañas se adaptan a este estilo, siendo moldeados por la propia naturaleza. La mayoría de los bonsáis en este estilo son enebros o juníperos y, en menos cantidad, pinos.

Bujin-gi (Estilo Literati)Los estilos de bonsái: bungin o estilo literati

Es un estilo muy difícil de definir puesto que procede de la aplicación al bonsái de la técnica pictórica de las pinturas Nanga del sur de China. Los árboles entrenados en estilo bunjin siguen el principio de expresar la máxima naturalidad con el mínimo de elementos posibles. El tronco suele ser delgado y largo, con curvas, y las ramas se sitúan tan solo en el último tercio superior del árbol. Los árboles en la naturaleza que caerían dentro de este estilo se encontrarían entre desfiladeros, esforzándose por buscar la luz.

¿Por qué una clasificación de los estilos de bonsái?

Ninguno de los estilos que hemos visto es antinatural, ni se ha desarrollado por capricho, pero también es cierto, que ningún bonsái se adaptará de forma exacta a ninguno de ellos. Entre otras cosas, porque si lo hiciera parecería demasiado artificial, y en el arte del bonsái algo que cuenta mucho es la naturalidad.

Cuando sepamos qué forma ideal podemos alcanzar, será el momento de comenzar con el proceso de modelado, poda y alambrado, para adaptar nuestro árbol a esa forma ideal. Realmente, una frase muy usada en Japón es «primero conoce las reglas, para después modificarlas», y con las clasificaciones de bonsái ocurre lo mismo; primero conoce los estilos, para después adaptarlos a tu propia manera de entender el aspecto natural.

Algo a tener en cuenta, es lo que entiende cada aficionado al bonsái por «aspecto natural». Encontraremos aficionados que les gustan y motivan más las formas suaves que crecen en zonas llanas o colinas suaves, siendo sus estilos preferidos aquellos que se adapten a la forma que los árboles tienen de crecer en aquella zona, muy raramente utilizará árboles en cascada o enraizados sobre roca, mientras que para otros será muy extraño un árbol perfectamente recto y con ramas repartidas uniformemente alrededor del tronco. Preferirá los árboles en cascada o aquellos con tronco retorcido y rugoso, incluso con trozos de leña seca.

Como hemos comentado antes, existen otras formas de clasificar los árboles además de por la forma de su tronco, se pueden clasificar por sus raíces como pasa en el estilo neagari o raíces expuesas, en el estilo kadabuki o balsa y en el estilo Seki-joju o agarrado a roca, por sus ramas como el estilo llorón, por el número de troncos como pasa con el sookan o doble tronco y en el estilo kabudachi o multiple tronco,  por el número de árboles como en el estilo Yose-ue o bosque, por el medio en el que están plantados como el estilo ishisuki o plantado en roca.

En próximos artículos trataremos todos estos estilos menos habituales pero tan bellos como los más clásicos. Te invito a que comentes cuales son tus estilos favoritos, puedes utilizar los comentarios que hay más abajo o nuestras redes sociales.

Cómo sembrar semillas de pino negro japonés (pino thunbergii)

Ya estamos en febrero y el invierno sigue haciendo de las suyas, sin embargo los días van siendo más largos con más horas de luz. Todo esto hace que nuestros árboles se empiecen a activar y despunten sus brotes primaverales.

Semillas de Pinus thunbergii (Pino negro japonés)

También es un buen momento para sembrar esas semillas que compramos o recolectamos en nuestros paseos a finales de otoño. En este artículo vamos a hablar sobre cómo sembrar semillas de pino, en este caso de Pinus thunbergii o Pino negro japonés.

Cuando es el mejor momento para sembrar semillas de pino

Todos los años desde hace más de 10, siembro semillas de pino, he sembrado de casi todas las especies que crecen de forma natural en la Península Ibérica y algunas de origen japonés, pero últimamente me estoy centrando en Pinus sylvestris y Pinus thubergii, ya que en mi opinión, son las especies de pino que mejor se adaptan a bonsái y mejor funcionan con mis condiciones de cultivo.

Para saber cuando es el mejor momento para sembrar semillas de pino os deberéis fijar en cuando brotan vuestros árboles, normalmente los primeros serán caducos o frutales, mientras que las coníferas o quercus serán más tardíos. Pues ese período, que transcurre entre que  brotan las especies más tempraneras hasta que brotan las más tardías, lo podemos considerar el momento ideal para sembrar vuestras semillas.

En mi caso, el momento que siembro mis semillas de pino es durante la primera quincena del mes de febrero, momento en el que los olmos chinos empiezan a brotar y los arces a hinchar yemas.

Cómo plantar semillas de pino negro japonés

Las semillas de Pinus thunbergii son muy fáciles de germinar y no requieren unos trabajos ni unas condiciones especiales, lo primero que tienes que tener en cuenta es que durante el invierno la mayoría de las semillas pasan por un estado de latencia, en el cual se encuentran «dormidas» esperando que las condiciones sean favorables para germinar.

Para conseguir ese estado y que sigan siendo viables lo ideal es dejar las semillas en una temperatura baja y constante, para ello un buen lugar es el cajón de la verdura de la nevera, simplemente metidas en una bolsa con cierre zip.

En el congelador, en la que la temperatura media es entre -16º y -24º, no es aconsejable, ya que las posibilidades de germinación se reducen, también hay aficionados, que viven en zonas frías, y que dejan las semillas enterradas en el exterior, pero de esta forma no mantienen una temperatura constante.

Semillas de Pinus thubergii en remojo

Lo ideal es que pasen entre 2 y 3 meses a temperatura fría, por eso un buen momento para adquirir las semillas es noviembre, de esta forma estarán listas para el siguiente paso.

Ya ha llegado el momento

A partir de la primera quincena de febrero empieza el momento de sacar las semillas del frigorífico y prepararlas para su siembra.

El primer paso es ponerlas en agua durante 24/48 horas para hidratarlas y eliminar las defensas naturales que tienen las semillas para mantener su viabilidad en la naturaleza durante más tiempo.

Las que se hunden son viables y están listas para sembrarlas en el semillero,  las que flotan tienen pocas o ninguna posibilidad de germinar.

Aprovecharemos las que se encuentran en el fondo del recipiente, y las pondremos en el semillero. La mezcla con la que mejor resultado he conseguido ha sido akadama 100% de grano fino, la que se vende para tamaño shohin, no deben estar muy hundidas ni demasiado superficiales, 1.5 veces el tamaño de la semilla.

El semillero debe estar siempre ligeramente húmedo pero no empapado, como precaución es conveniente aplicar algún fungicida de forma mensual para evitar la pudrición del cuello del tallo, enfermedad producida por hongos del tipp Pythium o Fusarium, para ello se puede aplicar fungicidas con principio activo Pimpollos de Pinus thunbergiifosetil-al o propamocarb.

También es importante poner el semillero a pleno sol para que la temperatura del sustrato aumente y active las semillas.

Dependiendo de las condiciones ambientales, a partir de la tercera semana empezarán a aparecer unos pequeños abultamientos en la superficie del sustrato preludio de las incipientes plántulas que en uno o dos días empezarán a aparecer.

Poco a poco las semillas irán creciendo, alargando su tallo hasta que se liberen del caperuzo que cubre los cotiledones, concretamente seis falsas agujas finas que nutrirán a la planta mientras que sigue desarrollando su pequeño sistema de raíces.

Qué hacer con las semillas de pino cuando ya han germinado

Ya hemos germinado nuestras semillas, y con los cotiledones a pleno funcionamiento, los pimpollos empezarán a desarrollar sus hojas verdaderas, se acerca el momento de realizar la operación más arriesgada, pero al mismo tiempo imprescindible para tener al final un buen bonsái de pino negro japonés.

Esta técnica es muy utilizada en los viveros japoneses que se dedican a la producción de pinos thunbergii, y consiste en sacar las plántulas del semillero y eliminar totalmente el tallo con un cutter o una cuchilla de afeitar esterilizada y muy afilada. El tallo debe ser cortado 1 ó 1.5 cm por debajo del nivel de las agujas.

Una vez cortados los tallos dejaremos los pinitos en un balde con agua y algún producto con propiedadesCorte de raíces de pino negro japonés enraizantes durante aproximadamente una hora, una vez pasado este tiempo volveremos a colocar las plantas en el semillero en el mismo sustrato, embadurnando el tallo con hormonas enraizantes. A continuación las plantaremos dejando de 3 a 5 mm de tallo al aire, así evitaremos que las agujas se pudran por la humedad del sustrato.

Al quedar los arbolitos desprovistos de raíces conviene protegerlos del sol y del viento en algún tipo de invernadero que evite la deshidratación hasta que echen raíces.

Si los pequeños pinos siguen creciendo es buena señal, y los que sobrevivan un par de meses después del «esquejado» se van sacando poco a poco del invernadero para que se vayan aclimatando, al principio a la sombra y después poco a poco al sol, eso sí, solo el de mañana, hay que tener en cuenta que ya estaremos en verano.

Cuidados posteriores para los pequeños pinitos thunbergii

A partir de finales de septiembre, los que sigan vivos y hayan pasado el calor veraniego, habrán superado el método del «esquejado». En este momento ya se pueden poner a pleno sol y aplicarles su primera dosis de abono orgánico, acompañado de fosfito potásico aplicado de forma foliar cada 15 días. En invierno, aunque sean pimpollos muy tiernos, solo es necesario protegerlos si existen riesgo de heladas.

Los pinos se hacen mayores, cumplen un año

Cuando llegue la primavera siguiente se sacan del semillero, y se plantan en macetas individuales, ahora es buen momento para recortar raíces y colocarlas de forma radial, esta es la mejor manera para en el futuro tener un buen nebari.

Una buena mezcla de sustrato puede ser Akadamakiryuzuna a partes iguales de grano de 2 a 4mm, (puedes consultar las características de los mejores sustratos de bonsai) aunque se podría usar grano más grueso para que las raíces crecieran más, en estos momentos el principal objetivo es desarrollar un buen pan de raíces. A partir de este momento se cuida y trabaja como cualquier plantón de Pinus thubergii.

Hasta aquí la manera con la que he obtenido mejores resultados al sembrar las semillas de pino negro japonés durante de 10 años , pero seguro que no es la única. Si te apetece deja tus comentarios más abajo y nos puedes contar cómo lo haces tú o si lo prefieres puedes utilizar nuestras redes sociales.

Si quieres ampliar la información sobre lo que hay que hacer durante el primer año de vida de las semillas puedes escuchar este podcast de Universo Bonsailover.