Muchos aficionados nuevos, se sorprenden cuando ven por primera vez un árbol alambrado. Por lo general, interpretan que el alambrado del bonsái es el sistema que se utiliza para que los árboles no crezcan. Sin embargo, la práctica del alambrado tiene una respuesta mucho más sencilla. El alambre permite modelar el árbol, darle una forma concreta, aunque respetando siempre unas determinadas normas estéticas.
Estas normas estéticas vienen definidas por los estilos de bonsái, que tienden a proporcionar al árbol una mayor belleza y una mayor similitud con las formas que adoptaría creciendo libremente en los distintos tipos de hábitat.
Historia del alambrado del bonsái
Al principio, los árboles en maceta, no pasaban por un proceso de modelado estrictamente hablando, si exceptuamos las ocasionales podas y recortes.
Poco a poco, se hizo evidente que era necesario algo más que la simple poda para conseguir las diferentes formas que el artista perseguía. Hacia finales del siglo XVII, algunos cultivadores chinos utilizaron tiras de plomo, envolviendo las ramas a modo de tubo, de manera que, al doblar este tubo, la rama quedaba en la posición deseada. Pero con este sistema solo se conseguía corregir la posición de internudo en internudo, con lo que los árboles presentaban un aspecto poco natural.
Otro de los métodos utilizados fue el de tutores o guías, a los que se iba atando el árbol joven a medida que iba creciendo. El método de tutores de bambú, combinado con la colocación de tensores, es utilizado todavía por aquellos a quienes no les gusta el alambrado.
Es a principios del siglo XX cuando en Japón, comienza a usarse el alambrado. El primer libro que trata sobre este tema está fechado en 1910, con el titulo de SANYU-EN BONSAI-DAN (Historia sobre el bonsái del vivero Sanyu). A partir de esta fecha, la utilización de alambre sustituyó rápidamente a todos los métodos anteriores y se convirtió en la técnica fundamental, evidentemente con la ayuda de la poda, para el diseño de bonsái.
Al principio se utilizó alambre de hierro, posteriormente de cobre y, hoy en día, el más popularizado es el alambre de aluminio anodizado, en una búsqueda por evitar la descomposición del material usado, al quedar expuesto a la intemperie y a la acción continuada del agua. Al mismo tiempo, proporciona una mayor facilidad de colocación y un mayor poder de sujeción.
Por consiguiente, podemos considerar la poda corno la solución adecuada para mantener el árbol con las proporciones deseadas, mientras que el alambrado sería el método a utilizar para corregir defectos en el árbol, así como para afinar y realzar el diseño que queremos conseguir.
Tipos de alambre en bonsái
Existen distintos tipos de alambre para nuestros árboles que se han venido usando Tradicionalmente se ha utilizado alambre de hierro pero en los últimos tiempos se ha popularizado el alambre de cobre o aluminio. Se podría decir que no hay uno mejor que otro, sino que el uso de cada tipo de alambre se utiliza en función de unas circunstancias especiales, con sus ventajas y desventajas.
Características de los distintos tipos de alambre
Alambre de Hierro
- VENTAJAS: una vez colocado, sujeta bien la rama en la posición deseada.
- DESVENTAJAS: su dureza y peso lo hace difícil de colocar. Además una vez pasado cierto tiempo no se puede variar la posición de la rama, puesto que la oxidación del mismo, haga que se parta. Esa misma oxidación mancha la corteza del árbol y puede resultar tóxica para ciertas variedades.
Alambre de Cobre
- VENTAJAS: aunque es duro, si se calienta ligeramente antes de colocarlo se reblandece considerablemente y, una vez colocado, al enfriarse, mantiene perfectamente la posición deseada. No se pudre tan rápidamente como el hierro.
- DESVENTAJAS: es difícil de desalambrar, a no ser que se corte en pequeños trocitos, y, puesto que es un material caro, el no poder reutilizarlo lo encarece más todavía. Su oxidación, con el tiempo, produce una pátina verde que mancha la corteza y es muy tóxica para la mayoría de especies vegetales.
Alambre de Aluminio
- VENTAJAS: fácil de colocar por su flexibilidad, pero casi tan duro como el cobre una vez colocado. No se pudre ni mancha la corteza.
- DESVENTAJAS: se necesita un calibre más del que usaríamos con cobre o hierro. Suele ser un material caro, puesto que en su mayoría es importado de Japón.
Cuál es la mejor época para alambrar tu árbol
En principio, el alambrado es una técnica que exige que la ramificación del árbol pueda verse con el mayor detalle posible.
- En el caso de los árboles de hoja caduca, la respuesta obvia sería que el alambrado se realizase en invierno, cuando el árbol ha perdido todas sus hojas. Sin embargo, esta época tiene sus inconvenientes; las ramas de los árboles, en invierno, no son tan flexibles como en primavera o verano, ya que al haber menos paso de savia se vuelven más quebradizas, por ello existen dos momentos idóneos para alambrar los caducos, el primero, justo en el momento que las hojas cambian los colores verdes de la primavera o verano por los ocres, amarillos, rojizos… ese es un momento ideal. El otro será con los primeros indicios de brotación, nuestra labor no se verá dificultada por un follaje demasiado desarrollado, además, en esta época se puede apreciar mejor la posición de las yemas de las que saldrán las nuevas hojas, con lo que será más fácil evitar pisarlas con el alambre.
- Para las coníferas, la época más conveniente para su alambrado teniendo en cuenta que siempre conservan sus hojas, es aquella en la que las yemas no están activas, cuando el árbol está «parado» es decir el período comprendido entre el final del otoño, en que ya han formado las nuevas yemas, y un par de semanas antes del inicio de la brotación en primavera. Es en estas fechas cuando comienzan a tirar el follaje viejo, por lo que podremos ver las ramas con más facilidad.
Cómo alambrar un bonsái
Para que el alambrado se convierta en un proceso mecánico y se realice automáticamente, se requiere una experiencia previa, que se consigue alambrando y desalambrando ramas secas y ensayando con diferentes calibres y tipos de alambre.
Puntos a tener cuenta en el alambrado
- El grado de presión que debe alcanzar el alambre sobre la corteza del árbol. Si el alambre está demasiado apretado, el árbol no tendrá espacio para crecer libremente y habrá que desalambrar en un plazo de pocos meses o, incluso, de semanas. Si está muy suelto, no podrá sujetar adecuadamente la rama. Los cánones clásicos japoneses establecen que, entre el alambre y la corteza del árbol, debe quedar justamente el grosor de una hoja de papel. Esto equivale a decir que el alambre debe quedar sujeto a la rama, pero sin estrangular la corteza.
- Mientras se alambra, debe de seguir la forma que tiene el tronco o la rama. Si intentamos dar la forma deseada durante el proceso de alambrado, probablemente romperemos la rama.
- El ángulo de inclinación del alambre entre curvas, como norma esencial a mantener en todos los casos, debe ser de 45º.
- Es necesario controlar la disminución de la distancia entre las curvas, de acuerdo con el grosor variable de las ramas.
- Si una vez colocado el alambre, la rama no queda en la posición que buscamos, podemos colocar otro alambre paralelo al anterior y siguiendo las mismas curvas.
- Los troncos o ramas de los bonsáis deben tener conicidad, y por lo tanto, hay veces que se necesita utilizar alambres de distintos grosores. La forma de enlazar estos distintos calibres en una misma rama, se hace coincidir, durante dos vueltas, el alambre de calibre mayor junto al más fino, para que éste quede bien sujeto.
- Es importante que los alambres no se crucen ni se pisen entre ellos, pueden dejar marcas que no se disimularan fácilmente.
Alambrado del tronco
Ante un tronco sin interés, o que no se ajuste bien al estilo elegido según la disposición de las ramas, la primera consideración será si es posible variar la forma del mismo. Si bien es cierto que, a falta de un alambre lo suficientemente grueso, existen otras soluciones, como los «gatos» especiales para su uso en bonsái, surge, en este caso, un problema adicional, un tronco grueso supone, por lo general, un árbol más o menos viejo y, por consiguiente, el peligro de que se parta es mayor.
Por todo ello, lo más conveniente es empezar a modelar el tronco de nuestro bonsái cuando todavía es joven, es decir, cuando aún es delgado y flexible. Esto nos obliga a «imaginar» de antemano la forma que tendrá ese árbol dentro de 3 ó 4 años. Quizá sea difícil para un principiante, pero precisamente de eso se trata en el arte que nos ocupa, de aprender a modelar, de crear, de imaginar.
Trucos para alambrar el tronco
- Al alambrar el tronco, debemos clavar en el suelo un trozo suficientemente largo de alambre como para que al dar la primera curva, éste no se mueva y corte algunas raíces.
- Para las ramas principales, el alambre se colocará junto al alambre del tronco y seguirán sus mismas curvas.
- A la vez, debemos tener en cuenta que si deseamos alambrar muchas ramas principales, los siguientes alambres no deben cruzar el alambre del tronco.
Alambrado de las ramas
Para el alambrado de las ramas es importante tener en cuenta que se debe alambrar las ramas de dos en dos, sin olvidar en ningún momento que, al elegir cada par de ramas, exista una distancia suficiente entre cada una de ellas, que permita al menos dos vueltas de alambre en algún punto de sujeción, que puede ser una rama más gruesa o el tronco en el caso de las ramas primarias o principales.
En el momento del alambrado del bonsái. es importante tener en cuenta si las ramas que vas a alambrar tienen que subir o bajar; para subir una rama, el alambre debe entrar por abajo, mientras si tu objetivo es bajar esa rama, la entrada del alambre debe ser por arriba.
Ventajas de alambrar las ramas de dos en dos
- Si se elige adecuadamente las dos ramas a alambrar, permite una buena sujeción del alambre al tronco o rama principal
- Evita que haya que cruzar alambres;
- Economiza el gasto de alambre.
Conclusiones
Un árbol alambrado puede producir una sensación de extrañeza en los no iniciados en el arte bonsái, o de «trabajo todavía no acabado» en los más avanzados. Efectivamente, el alambrado es un proceso intermedio, que se repetirá tantas veces sea necesario, y que nos lleva a un fin: conseguir la máxima belleza para nuestro árbol.
Antes del proceso de alambrado intervienen otros dos momentos tanto o más importantes que éste, y que lo complementan. El primero es la intervención de la imaginación; mirad una y otra vez vuestro árbol y tratad de imaginar la forma que queréis que tenga dentro de dos, tres o más años. El segundo es la poda; con la ayuda de la imaginación habéis decidido la forma, con la poda podéis eliminar todo aquello que parece que «sobra». Cuando estos dos procesos se han completado, ha llegado el momento del alambrado del bonsái, empezando por el tronco, las ramas primarias después y, finalmente, las ramas secundarias, terciarias y ramitas finas.
Es aconsejable, por lo menos al principio, no alambrar todo el árbol de una vez. Debéis deteneros de vez en cuando para ir observando los resultados y poder ir cambiando la orientación de vuestro trabajo, si fuese necesario. Así podéis ir comprobando con más exactitud qué partes necesitan realmente alambrado y cuáles no.
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